jueves, 16 de febrero de 2017

El sabor de las lágrimas de amor


Adán abandonó el Paraíso lloró por trescientos años. ¿Por qué tanto tiempo?”

Muzaffer Efendi (ra) respondio: “Porque había comido del árbol prohibido. Desde el pensamiento humano este acto de comer del árbol prohibido fue una transgresión arrogante. Pero, en realidad, estaba en armonía con la voluntad de Allah.
Uno tiene que entender el ciclo: Adán quiso amar. Pero debido a la asociación del amor con las lágrimas, el dolor y el sufrimiento, no era posible experimentar el amor en el Paraíso que es un lugar de paz y tranquilidad. De ahí que el árbol prohibido fuera creado, para que Adán pudiera comer de él, saliera del Paraíso y llegara a la tierra para que pudiera probar el amor. Una parte del amor es la separación y la unificación.
Así, al estar separado del Paraíso, Adán entró al reino del amor que se manifiesta a sí mismo en lágrimas. Uno no puede degustar la separación del amor ni disfrutar las satisfacciones del amor cuando uno ya está en el estado de unión. Así que el cambio era necesario. Lo que aparentaba ser un acto de desobediencia fue en realidad un acto de Dios.
Allah ya había enseñado a Adán los nombres divinos. Allah le había dado a Adán la Sabiduría Divina que es nuestro potencial. Adán sabía perfectamente bien que lo que había ocurrido no era su propia acción pero de nuevo, como ser humano y como una lección para nosotros, él asumió la responsabilidad de esta acción aunque no había falta ahí.
Si alguien conociera el sabor de las lágrimas de amor uno no lloraría por trescientos años sino por toda la eternidad. Qué placer hay en las lágrimas de amor. Ningún amante verdadero desearía jamás la total satisfacción de su amor. La total satisfacción y resolución de su amor.
¿Por qué uno querría que todo pase y se resuelva? En la separación uno puede continuar disfrutando la dulce anticipación de la Unión. Es por eso que él lloró por trescientos años. En verdad, demasiado poco…”

Muzaffer Ozak Efendi (ra)

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