lunes, 10 de septiembre de 2012

Vanidad


Cierta vez, un sabio sufí requirió a sus discípulos que le comunicasen cuáles eran las vanidades que habían tenido ellos antes de iniciar sus estudios con él. 
El primero dijo: 
- Yo imaginaba ser el hombre más hermoso del mundo. 
EL segundo dijo: 
- Yo creí que, en mi condición de religioso, era uno de los elegidos.
El tercero dijo:
- Yo me creí capaz de enseñar.
El cuarto dijo:
- Mi vanidad fue mayor que todas ésas, pues creí que podía aprender.
El sabio observó:
- La vanidad del cuarto discípulo sigue siendo la mayor: la vanidad de mostrar que en un tiempo tuvo la máxima vanidad.

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