martes, 26 de julio de 2011

Puliendo el Espejo del Corazón


Tratamos de razonar nuestro camino hacia él:
no funcionó;
pero en el momento en que nos rendimos,
ningún obstáculo quedó.

El se presentó a nosotros por bondad:
¿De qué otro modo podríamos haberlo conocido?
La razón nos llevó hasta la puerta;
pero fue su presencia la que nos hizo entrar.

Pero, ¿cómo podrás nunca conocerlo mientras
seas incapaz de conocerte?

Uno por uno es uno,
ni más, ni menos:
el error comienza con la dualidad;
la unidad no conoce el error.

El camino que debes recorrer tú mismo
consiste en pulir el espejo de tú corazón.
No es con rebelión y discordia
como se pule el espejo del corazón,
liberándolo de la herrumbre
de la hipocresía y incredulidad.
Tu espejo es pulido por tu certeza:
por la pureza sin aleación de tu fe.

Libérate de las cadenas que has forjado a tu alrededor;
Pues serás libre cuando estés libre de la arcilla.
El cuerpo es oscuro, el corazón brilla radiante;
El cuerpo es mero abono, el corazón es un jardín florido.

domingo, 10 de julio de 2011

La razón


La naturaleza de la razón es estar inquieta día y noche, y atormentada por el pensamiento, el esfuerzo y las tentativas para comprender al Altísimo aunque Él sea inentendible.
¿Porque sucede esto? porque lo otro? ¿Que hago con esto o con lo otro?

Cuando la razón se lanza como polilla sobre la llama de la vela, se quema y queda aniquilada. Así, el hombre que no se apasiona por Dios ni se esfuerza (por alcanzarle) no es un hombre y, si éste pudiera entenderle, Él no sería Dios. La causa de esta acción es que, la polilla quemada y torturada, no puede soportar estar alejada de la llama. […]
(Rumi 1969, cap. 9; Arberry 1961, p. 47-48)


sábado, 9 de julio de 2011

Quien se conoce a si mismo, conoce a su Señor


Quien sea ciego de corazón en este mundo, lo será en la otra vida y estará mas alejado aun del camino de la verdad. (17:72)
Lo que puede impedirnos ver la luz del más allá, no es la ceguera de nuestros ojos, sino la ceguera de los ojos de nuestro corazón. -"Porque no son los ojos los que se vuelven ciegos , sino que se vuelven ciegos los corazones que encierran sus pechos" (22:46).Dios no cambia la condición de una gente, mientras estos no se cambien lo que tienen en si mismo. (13/11)
La única causa de que el corazón se vuelva ciego a las señales que Dios envía al hombre desde el otro mundo a través de este mundo, es el no conocerse a uno mismo, ni a nivel de mascaras, ni a nivel del demonio personal que nos acompaña, ni a nivel de aquellos que anotan todos nuestros actos. Todo este desconocimiento de uno mismo hace que uno se repita permanentemente en cada uno de esos tres niveles, hasta el hartazgo.
Lo que lo mantiene a uno en esta etapa de desconocimiento de lo real es una oscuridad que tapa totalmente los signos que Dios envía a través de las circunstancias.
Algunas de estas tinieblas son la arrogancia, el orgullo, la envidia, la tacañería, la venganza, la mentira, la maledicencia, la difamación, y muchos otros rasgos despreciables. En la base de ellos esta el no conocerse a uno mismo.
Para desembarazarse de estos males uno ha de limpiar y pulir el espejo del corazón. Esta limpieza es hecha a través de la adquisición del conocimiento, el esfuerzo repetido y coraje, combatiendo contra la falsa realidad que se encuentra dentro de uno mismo y la proyectamos al exterior. Esta batalla continuará hasta que el corazón se de cuenta que esta vida al decir de los sentidos, no es otra cosa que repetición de hábitos hasta el hastío, allí habita lo mecánico, la ausencia de sorpresa y ausencia de perplejidad, y el cuerpo físico pasa a ser la casa de la depresión enmascarada, o alimento de lo sicosomático.
Recién después de dura lucha contra la falsa realidad que nos hace creer que lo real es en si nuestra realidad, viene la nostalgia y el recuerdo de nuestro verdadero hogar, su recuerdo provoca paz real.
El logro es un llegar a ser nada. El es el Todo.
Omar Joray (Rahmatu Allahi)