sábado, 31 de enero de 2009

¿Cómo cambiar?

Bismillah...

¿Cúal es la forma de salir de nosotros mismos, se puede? ¿Podemos dejar de repetir las mismas acciones o tener las mismas actitudes que luego nos llevarán a la culpa, a decir que no lo volveremos a hacer, para después volver a cometer el mismo error? ¿Se puede cambiar?


Hay mecanismos que nos impiden cambiar. Nos encontramos en un estado de sueño, dormidos, como sonámbulos.
Estamos rodeados cotidianamente por influencias, circunstancias, tanto internas como externas. Y dado un momento de lucidez, en el que quizás reconocemos una de ellas, ignoramos todas las demás. O sino, se las considera no como influencias cambiantes, sino como cosas inevitables.

De esta forma, no se puede evaluar cualitativamente lo que le acontece, como tampoco puede evaluar los medios para controlar o dirigir su actividad psicológica.

Reconocerá, por ejemplo, la ambición, y verá cómo parece funcionar. Irá más lejos y trazará sus orígenes aparentes. Pero no logrará jamás alcanzar, por medios ordinarios, el factor de base que domina la ambición. En consecuencia, busca un refugio detrás de conceptos que no hacen más que llamar las cosas por otro nombre y da así la impresión de que sabe lo que significan.

Entonces, ¿qué es la ambición y cómo se despierta? ¿Es algo dado? La ambición es una de las influencias.

Las influencias externas impactan en uno, ya que se encuentran en el aire, por ejemplo, el dinero (o la ambición) es una energía, y es una influencia que impacta en nosotros; están en el aire, y las captamos y canalizamos en nuestra forma particular, ya que somos como receptores, antenas. Esa influencia que se capta, puede manifestarse (o impacta) en varios niveles, que podemos ser concientes o no.

1- Nivel de pensamientos y palabras: Brinda información acerca de los estímulos captados, a través de los 5 sentidos, y generan respuestas a estos. “¿qué ves?, ¿qué escuchas?” Interpreta lo que es captado a través de los sentidos. Pero hay que desconfiar de los pensamientos, ya que en primer lugar, parten de la base de dar por válido lo que fue captado, y segundo, incluso esto es distorsionado por la interpretación de aquello que fue captado. ¿Y en base a qué se interpreta? Se decodifica en base a la necesidad, la carencia, el hambre, los agujeros.

2- Nivel de los sentidos: Como decíamos anteriormente, los 5 sentidos son limitados. Son fácilmente alterados. Basta con poner por ejemplo dos sonidos a la vez de la misma frecuencia, y el oído captará ambos pero no podrá ser capaz de identificarlos separadamente. Los sentidos están dirigidos por la necesidad y el deseo, y pueden errar en cuanto a la realidad, ya que no decodifican más allá de su deseo. Entonces, los ojos sólo verán por ejemplo lo que la necesidad o el deseo en ese momento recorte para él, o escuchará sólo aquello referente a su deseo, y a partir de allí genera los pensamientos destinados a brindar alguna acción o respuesta. Los sentidos no son fiables, se distorsionan e incluso pueden ser engañados. La profesión de mago por ejemplo, está basada en el engaño a uno de los sentidos más privilegiados: la vista.

3- Nivel de acciones: Son las respuestas, las acciones, los hechos. Lo que las sensaciones generan en mí. Es un nivel más exigido, ya que compromete en cierta medida, por ser acción; pero incluso las acciones pueden ser fingidas.

Entonces, hasta aquí tenemos varios niveles, en los que no se puede asentar lo real, ya que en todos ellos hay posibilidad de falsedad:

1 – Pensamientos y palabras: basados en la mentira
2 – Cinco sentidos: basados en el error
3 – Actos: basados en la ilusión

Profundizando más, encontramos las sensaciones. Son propias, no colectivas, es decir, subjetivas, pero son más reales que los niveles anteriores. Puede llamarse sensaciones a los impactos que desde el nacimiento se archivan, generadas por los 5 sentidos, entre las que se encuentran la sensación de hambre, sueño, calor, frío, miedo, desvalorización, estar desprotegido, pesimismo, agradecimiento, alegría, etc…

Estas sensaciones son verdaderas en relación al registro de IMPRESIONES, que se estampan en el alma, y de la cual es difícil despegarse. Las sensaciones tienen un rastro de interpretación, de archivos del pasado, por eso aunque sean verdad, no necesariamente se corresponden con la realidad, sino que pueden activarse como respuestas de marcas antiguas.

Distingamos entre sensaciones e impresiones. La impresión, podría decirse que es la marca misma, libre de interpretación, sin pensamiento ni coloreada por la emoción, es la huella en bruto, sobre la tela blanca. La sensación ya es una interpretación de esa huella, una respuesta a esa huella, más básica, que luego se complejiza en acciones, palabras y pensamientos.

Al ponerle conciencia a las impresiones, vemos que influencian:
Lo que digo
Lo que hago
Lo que pienso
Mis cinco sentidos
Las sensaciones
Mis respuestas a lo que acontece

La impresión es lo más puro, lo primero que se produce en el acontecer, e impacta. Todo habla en el ambiente, y registramos impresiones continuamente. Para lograr percibirla, hay que quitar el foco a todos los demás estímulos, y los niveles anteriores a esta, que fuimos enumerando:
Desechar el pensamiento, y atender a nuestra acción; la acción responde a algún estímulo registrado por los cinco sentidos, que están a cargo de las necesidades?
Cuando una acción tiene como intención satisfacer un deseo, la respuesta es fallida. La acción necesita tener un orden, hay necesidades prioritarias, que deben resolverse primero. Si la acción responde al interés en lo que deseamos, la respuesta no es valedera, no es verdad.

El deseo cree que consigue lo que desea, con manipulaciones orientadas al interés propio, el principal objetivo es abastecerse uno mismo. Y lo peor que puede suceder es tener éxito. Pues el mundo creado es un mundo de fábula, es simulación, falso.

El ego tiene interés, y satisface necesidades. El corazón tiene anhelo, y busca la Satisfacción Divina.
El pensamiento no es anhelo, hay que lograr algún anhelo. Se requiere tirar la estructura hasta incluso los cinco sentidos.

Hay que desbaratar el edificio. Las impresiones son generadas por el anhelo del alma, la cual genera una respuesta inmediata. Esa acción que se genera es valedera, ES. No entra en el campo de la razón, simplemente obedece la impresión.

Uno confía en el edificio de conceptos, ideas, respuestas previas; hay que romper el esquema. Desde allí, las respuestas están contaminadas. Hay que dejar que se diluyan las emociones, son pasajeras.

Lo que importa son las intenciones, que sean valederas. Ni las palabras, ni acciones.

Si no ponemos conciencia en los pensamientos, los deseos, las palabras y las necesidades, de a poco crecerán, y cuando menos lo esperemos, habrá un caimán en el jardín; muerde.

Deseos, palabras, pensamientos, necesidades… son del mundo. Nosotros somos radares, que detectan impresiones. Hay gente que necesita del mundo, no registran a ese nivel. Pero la impresión no finge, no dibuja; genera diálogos. Está ligado al Batin. Los turcos están llenos de impresiones, y pocas palabras.

Qué es lo que uno consume? Palabras… acciones…?
Es un error querer ser perfecto, es un deseo. Uno debe aceptar lo que es, allí hay posibilidad de cambiar. Y también hay que aceptar al que no es. Sólo SE.

1 comentario:

  1. Muy bueno...que difícil la práctica, gracias por revelarnos esto...Excelente blog!

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